El 15 de agosto de 1990 marcó un antes y un después en la historia de Bolivia. Ese día, los pueblos indígenas de tierras bajas iniciaron la histórica Marcha por el Territorio y la Dignidad, un recorrido de 640 kilómetros desde Trinidad hasta la ciudad de La Paz, con el objetivo de exigir el reconocimiento de sus derechos territoriales y su dignidad.
Durante décadas, estos pueblos vivieron invisibilizados, y sus territorios fueron saqueados de manera sistemática. Fue a partir de las décadas de 1970 y 1980 que comenzaron a organizarse y a unificar sus demandas, siendo la principal de ellas el derecho al territorio. Así, en 1990, la marcha logró su cometido: el reconocimiento legal de los territorios indígenas, abriendo el camino para que Bolivia se reconociera como un país multiétnico y pluricultural, principio incorporado en la Constitución de 1994.
Hoy, a 35 años de aquella gesta, surge la pregunta inevitable: ¿En qué estado se encuentran actualmente los territorios indígenas y, en particular, el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS)?
Para responder, conversamos con la cacique de la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEM-B), Ruth Rocha, quien expresó: “Gracias a todos los que marcharon en 1990, hoy contamos con nuestro título que se llama Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, TIPNIS. Pero, lamentablemente, no podemos decir que somos libres, porque hay avasallamientos en nuestro territorio. A esto se suma que nuestros Tata (abuelo) y Meme (abuela), que marcharon en 1990, han sido olvidados por el Estado boliviano”.
Rocha lamentó la falta de reconocimiento y asistencia a los protagonistas de aquella lucha: “En mi opinión, estas personas deberían ser reconocidas y recibir atención del Gobierno, especialmente en salud, al menos con un seguro médico. Hace poco murió el Tata Ernesto, y es lamentable que el Estado no reconozca a quienes dieron su vida por el territorio. Muchos marchistas viven en el olvido, cuando deberían ser valorados y apoyados”.
En vísperas de las elecciones para nuevas autoridades del Estado Plurinacional, Rocha dejó un mensaje claro: “Espero que las nuevas autoridades no se olviden de los pueblos indígenas. Que se respeten nuestros derechos y tengamos las mismas oportunidades que todos para acceder a salud, educación y demás derechos fundamentales”.
Por su parte, el cacique Víctor Manuel Palacio, presidente de la CPEM-B, rememoró la importancia de la fecha: “Esta marcha para nosotros es muy significativa. Por eso nos hemos reunido, antes de este día, para analizar el contexto y ver dónde estamos. Tenemos un mandato de nuestras bases: trabajar en la unificación de nuestras organizaciones y recordar el gran logro de 1990”.
Con voz firme,
Palacio advirtió: “Si bien la marcha de 1990 fue un hecho histórico, hoy, a 35
años de resistencia, vivimos una crisis profunda. No hemos logrado consolidar
nuestros territorios y tierras. Este día nos invita a reflexionar sobre cuál
será el camino a seguir”.
En 1990, la Marcha por el Territorio y la Dignidad fue encabezada por los pueblos indígenas Mojeño Trinitario, Sirionó, Yuracaré, Movima y Chimán, a los que se sumaron otras naciones indígenas de tierras bajas hasta llegar a la sede de Gobierno.
Hoy, el desafío sigue
siendo el mismo: unirse para defender el territorio, una lucha que no termina,
pues estos espacios ricos en recursos naturales, continúan siendo explotados y
comercializados sin la participación de los pueblos indígenas.
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| Foto: Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEM-B) |
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| Foto: Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEM-B) |
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| Foto: Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEM-B) |
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| Foto: Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CPEM-B) |
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| Foto: CNAMIB |





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