Antonio de Senillosa, escritor y político Catalán, señalaba que la historia se escribe con letras muy
retorcidas. En Bolivia, por los hechos sucedidos en tiempos de democracia
podemos afirmar que así es; por citar un ejemplo recordemos los hechos
sucedidos en septiembre de 2008.
Los días 10 y 11 de
septiembre de 2008, fueron tomadas las sedes de la Coordinadora de los Pueblos
Étnicos de Santa Cruz (CPESC) y de la Confederación de los Pueblos Indígenas de
Bolivia (CIDOB), Central de Comunidades Indígenas de Concepción (CCIC), y otras
organizaciones que fueron saqueadas por
indígenas expulsados del movimiento, algunos funcionarios gubernamentales e
incluso ciudadanos que de una u otra manera estaban inconformes con el
reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas.
Rompiendo ventanas, puertas, muebles, enseres, equipos,
archivos, así iniciaron una ola de
persecución intolerante y racista. Hechos que
muchos afirman fue promovido por
los sectores de poder que históricamente controlaron la región del Oriente
boliviano.
Al recordar esta fecha Emigio Poiche, dirigente de la Organización
Indígena Chiquitano (OICH), señala que en su momento se vivieron tiempos de
mucha tragedia, de mucha preocupación, que será imposible de olvidar. De igual
manera, señala que ahora miran los
hechos de una manera más propositiva, puesto que antes no tenían actores
importantes como los representantes legales dentro de la estructura de la
gobernación. Ahora sabemos que si quieren
hacer algo en contra de nuestros pueblos lo tienen que pensar dos veces,
nosotros tenemos que seguir haciendo incidencia para que esto nunca más vuelva
a suceder y que no se atropelle la dignidad de los pueblos indígenas en el
departamento, recalcó Poiche.
Por su parte, Yasmani Pesoa, al hablar del tema afirma que se le viene a
la mente una tristeza, un dolor, porque recordar esos momentos tan difíciles que pasaron no es nada agradable. Cuando nosotros supimos que un grupo de
jóvenes de la unión juvenil cruceñista estaban viniendo a las provincias,
estábamos en Concepción supimos en horas de la tarde que la oficina de la
Central Indígena de San Javier fue
incendiada y nos avisaron para que nos preparemos porque nos dijeron que iban a
llegar hasta allá. Lo que nosotros hicimos fue evitar el enfrentamiento y vimos
como saquearon nuestras oficinas, recordó Pesoa.
Pesoa también afirma que como pueblo indígena se sienten indignados
porque hasta ahora no se tiene detenido a ningún culpable. Para nosotros como pueblo
recordar todo lo que pasó, ver todo lo que destrozaron nuestra oficina,
le prendieron fuego, fue grave la situación
que vivimos en ese entonces y hasta ahora no tenemos ningún comentario
al respecto, ninguna persona detenida. Todo quedo ahí, hicieron lo que
quisieron; parece que todo se olvidó,
pero nosotros nunca vamos a olvidar, señaló Pesoa.
Por su parte, Rodolfo López, ex dirigente de la OICH y actual
asambleísta indígena del pueblo chiquitano, recuerda que las tomas y saqueos a
las organizaciones indígenas del pueblo chiquitano iniciaron a partir de San
Ramón. Nos informaron que estaban
destrozando casas de hermanos y hermanas que venían apoyando este proceso, y
esto sucedió no solo en San Ramón, sino también en Concepción, San Ignacio, San Rafael, San
Matías, San Miguel, esos estaban bien organizados, fue algo planificado, recordó
López.
Sin duda recordar el 2008 es recordar las tomas, saqueos, insultos, una serie de actos intolerantes que se
vivieron en nuestro departamento. Estos hechos también lo recuerdan
personalidades de Santa Cruz, tal es el caso del Ing. José Sánchez, docente
universitario y ex presidente de la Federación Universitaria de Profesores de
la UAGRM, quien señala que fueron épocas
convulsionadas y de enfrentamiento en el que las corrientes conservadoras de
derecha no podían admitir que un presidente tenga origen indígena y haya
llegado a ser elegido democráticamente, se llegó al extremo de que salió
una posición oficial de la muerte civil
para los que no pensaban como el oficialismo cruceño, se pretendía matar civilmente
a todos aquellos que disientan con las corrientes conservadoras,
pero eso enervó más a los intelectuales, a las corrientes progresistas. Algunos
hitos importantes fue el surgimiento del grupo de ciudadanos Santa Cruz Somos
Todos que en un primer manifiesto
indicaron el derecho que tienen todos los ciudadanos a expresar sus opiniones,
a pensar diferente a las autoridades locales, este grupo fue violentamente
atacado por los medios de comunicación, por el oficialismo cruceño, y la prefectura de entonces, dijo Sánchez.
Por otra parte, José Ros, docente universitario, manifestó que fue una
etapa de bastante convulsión, de críticas, ataques, verbales unas veces y otras
veces más violento, por ejemplo recordó cuando un ministro de estado quiso ir a
tomar un café allá en la Monseñor Ribero y los jóvenes de la unión juvenil y
demás lo rodearon y tuvo que salir huyendo del lugar. Se empezó a vivir esa tensión, incluso pasar por la plaza 24 de
septiembre era delicado, porque había sido tomada no oficialmente, puesto que
habían grupos, sectores que amenazaba según quien pasara. Además sacaron una
lista de lo que llamaron los traidores a Santa Cruz, y ahí estaba yo, pero no
me considero traidor en nada, sino que buscábamos cambios pero para la
participación de la gente. Recuerdo incluso que por la plaza del estudiante
habían levantado un cadalso para una horca en el que pusieron un letrero que
decía: aquí estarán los traidores a Santa Cruz. Eran signos de que era
delicado, un poco peligroso manifestar ciertos pensamientos, entonces tenias
que limitarte un poco más. Era una forma psicológica de estar influyendo para
que las personas no opinaran mucho más, manifestó Ros.
Recordemos en septiembre, no solo el ataque a las torres gemelas, el
golpe de estado de Pinochet, la masacre de Porvenir, sino también los hechos
que sucedieron aquí donde pregonamos que “es ley del cruceño la hospitalidad”. Sin
duda un día para reflexionar...
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