Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes,
establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación
Internacional de la Diabetes (FID) en 1991, como respuesta al acelerado aumento
de esta enfermedad y la amenaza que representaba para la salud pública.
Años más tarde, en 2006, mediante una resolución, este día fue reconocido
oficialmente por las Naciones Unidas. La
fecha se eligió por coincidir con el aniversario del nacimiento de Frederick
Banting, quién, junto con Charles Best, descubrió la insulina en 1992.
El objetivo del Día Mundial de la Diabetes es concienciar y sensibilizar a
la población mundial sobre esta enfermedad. Cada año, la campaña se desarrolla
bajo un lema diferente. En 2025, el lema es: “La diabetes en todas las etapas
de la vida”.
Este mensaje busca destacar que todas las personas que viven con diabetes
deben tener acceso a una atención integral, en entornos favorables y con
políticas que promuevan la salud, la dignidad y el autocuidado.
La campaña hace hincapié en la importancia de un enfoque basado en el ciclo
de vida, que abarque la prevención, el tratamiento y el bienestar integral de
las personas con diabetes.
La diabetes es una enfermedad grave que aparece cuando el páncreas no
produce suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la
insulina que produce.
Según datos de las Naciones Unidas, en 1980 existían 108 millones de
personas con diabetes. Para 2017, esta cifra aumentó a 425 millones de personas
adultas.
En América Latina, la diabetes es la cuarta causa de muerte, una realidad
que también afecta a las comunidades indígenas y plantea el desafío de comprender
cómo repercute en sus modos de vida. Los cambios en la alimentación y el estilo
de vida están modificando las formas tradicionales del cuidado de la salud.
¿Y esta realidad, cómo repercute en los pueblos indígenas?
Antes, en los pueblos indígenas era raro escuchar sobre enfermedades como
la diabetes. Hoy, esta enfermedad se ha vuelto más común, también en las
comunidades guaraníes. La Mburuvicha Kuña Jacinta Rivera Quezada comparte su
experiencia y nos recuerda el valor de las plantas medicinales y la fe para
sanar.
La Mburuvicha Kuña relató:
“Todo comenzó por un problema de tierras en la comunidad. Fue tanto el
estrés que terminé enferma. Sentía la boca seca, la vista borrosa. Primero fui
con los curanderos, quienes me dijeron que era brujería, pero al final en el
hospital me diagnosticaron diabetes.
El médico me dijo que la enfermedad me dio por estrés. Mi azúcar estaba muy
elevada. Empecé un tratamiento con medicamentos e insulina, pero me sentía muy
mal. Bajaba de peso y mi alimentación era muy restringida”
Ante esta situación, buscó otras alternativas para tratar la enfermedad:
“Fui donde un naturista. Con sus remedios mejoré rápido. Me dijo que me
estaba dando hojas de totaí hervido. Me sorprendí, porque esa planta la tengo
en casa. Entonces entendí que nosotros, como guaraníes, tenemos nuestras
plantas, pero a veces nos olvidamos de usarlas”.
Y concluyó:
“Llevo cinco años viviendo con diabetes, pero ahora estoy bien. La clave es
tener fe y ser constante”.
Una voz valiosa del Pueblo Guaraní que nos recuerda la fuerza de la sabiduría ancestral y la importancia de fortalecer el cuidado de la salud desde la comunidad.


No hay comentarios:
Publicar un comentario