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martes, 15 de julio de 2025

MÁS ALLÁ DE LOS DESAFÍOS, LA JUVENTUD INDÍGENA CONQUISTA ESPACIOS

En 2014, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 15 de julio como el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, con el objetivo de reconocer la importancia de dotar a los jóvenes de capacidades que les permitan acceder a un trabajo digno, impulsar sus propios emprendimientos y contribuir activamente al desarrollo de sus comunidades.

Hoy, la población juvenil sigue creciendo a nivel mundial. Sin embargo, más allá del número, la pregunta clave es: ¿En qué condiciones viven los jóvenes y qué oportunidades reales tienen en materia de educación y trabajo? Esta reflexión se vuelve aún más urgente cuando hablamos de los jóvenes de los pueblos indígenas, quienes enfrentan desafíos particulares en un contexto global cambiante.

Factores como la crisis económica, los conflictos sociales y el cambio climático están afectando directamente a la juventud indígena. Muchos jóvenes se ven obligados a migrar a las ciudades en busca de mejores oportunidades, lo que muchas veces implica un alejamiento de sus raíces culturales. A esto se suma el impacto de las nuevas tecnologías, que, si bien ofrecen oportunidades, también representan riesgos: la pérdida del interés por la identidad, la lengua materna y los valores comunitarios.

En este Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, Fernando Camargo, joven artista guaraní de la entidad territorial Kereimba Iyaambae, compartió como el arte se convirtió en su forma de resistencia y reafirmación identitaria. Dibujante y pintor, Camargo encontró en los trazos y colores mucho más que una forma de expresión: halló un camino para mantener viva la memoria de su pueblo. “Mi obra nace del corazón de mi pueblo y se nutre de su historia, sus símbolos y su lucha para no desaparecer”, expresa con convicción.

Con orgullo, Camargo recuerda cómo nació su pasión por el arte: “Mi mamá me enseñó a hacer manualidades con lo que teníamos en casa: plumas, maíz y otros materiales. Así fui creciendo. Hice muchas cosas, pero me quedé con el dibujo y la pintura. Eso es lo que sigo perfeccionando hasta hoy”, relata. Fue en la escuela donde sus profesores reconocieron su talento y lo animaron a seguir desarrollando sus habilidades artísticas.

Pero el camino no ha sido fácil. “Es complicado recibir apoyo. En mi caso, tuve que salir adelante solo, y me costó mucho que reconozcan mi trabajo. Durante un año estuve insistiendo para hacerme conocer. Eso desanima a muchos jóvenes si no son persistentes”, explica. Aun así, Fernando cree que los jóvenes guaraníes tienen un gran potencial si apuestan por sus raíces. “Nos puede ir bien si emprendemos desde nuestra identidad, sin imitar lo que está de moda. Hay oportunidades, pero hay que saber buscarlas. Como jóvenes, también debemos soñar y luchar por lo que queremos”, asegura.

Lamenta que, al inicio, no recibió apoyo institucional ni organizacional. “No fue fácil, pero ahora que la gente me va conociendo, surgen más oportunidades”, dice con esperanza. Por eso, insiste en que la perseverancia es clave y que nunca se debe renunciar a la identidad cultural.

También le preocupa la pérdida de la lengua y las costumbres guaraníes entre la juventud: “Se está perdiendo el idioma. Muchos ya no lo hablan. Incluso en Camiri, donde hay muchos jóvenes guaraníes, les cuesta expresarse en su lengua. Parece que tienen vergüenza o timidez”, reflexiona.

Fernando Camargo es uno de esos jóvenes que, con su arte, pone en alto la memoria viva de su pueblo y demuestra que la cultura guaraní sigue latiendo, aunque enfrente silencios, olvidos y desafíos.

Desde Naciones Unidas se reconoce que la nueva revolución tecnológica está marcada por la inteligencia artificial, la cual está transformando profundamente el mundo del trabajo y la vida cotidiana. En este escenario, es fundamental apostar por una educación integral y técnica, que prepare a los jóvenes para enfrentar los retos del futuro, sin que esto implique renunciar a su identidad.

Por todo lo anterior, es necesario poner en el centro a la juventud indígena, garantizando su acceso equitativo a la tecnología, pero también diseñando estrategias desde las propias comunidades para fortalecer sus habilidades sin perder sus raíces culturales. Apostar por los jóvenes es apostar por el presente y el futuro de los pueblos.

¡Juventudes indígenas con saberes, comunidades con vida!






 

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